(Se me ha ido la memoria) Me miro al espejo, me noto y sé que aún vivo, que no estoy entre los muertos; parece mentira que sea el mismo aquel que tú conociste... Además me estoy volviendo olvidadizo, y también más confundido. Pues, a veces, no puedo recordar, cuando estoy al pié de la escalera, si tengo que subir a por algo, o si acabo de bajar. Y en ocasiones, frente a la nevera, mi pobre mente se llena de dudas, ¿acabo de guardar alguna comida, o vine para sacar algo? Y otras veces, cuando afuera está todo oscuro y tengo mi gorro de dormir en la cabeza, no estoy seguro si me estoy por retirar, o si me acabo de levantar. De modo que, si te hablo y te repito las cosas que te he repetido otras veces, no hay necesidad de que te molestes, puede ser que crea que ya te he contado esto antes también, y que no quiera aburrirte repitiendo. Pero recuerda que te quiero, y que desearía que estuvieras siempre aquí conmigo; aunque sé que tienes tu vida en otro lugar para vivirla; pero ahora, ya es hora de irme a dormir de modo que te digo, ¡Adiós querida! Y allí estaba yo frente al espejo, con la cara muy colorada, pues en vez de decirte lo que quería lo había acabado de poner en el congelador. Me estoy acostumbrando a mi artritis, Con mis muelas postizas me resigno, es Luisitito quien me recuerda ahora las pastillas, Y puedo manejarme con mis bifocales, pero ¡cuanto extraño mi mente!
Agradecimientos: Un poquito confundido
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