Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzeimer muy avanzado.
Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él legara tarde esa mañana.
-No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:
-"Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella".
Tuve que contenerme las lágrimas mientras salía y pensé:
-"Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es....
Agradecimientos:Raquel Cordero Castro
Realmente en esta triste etapa de la vida es cuando se verifica el verdadero amor hacia el otro.
ResponderEliminarRealmente bello...
Felicitaciones Lisbeth por tu blog
Andrea
Gracias a ti Andrea, a veces suele pasar que el verdadero amor que todos tallan se puede hallar de mil formas, pero esta forma es una muestra de un amor puro.
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