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martes, 13 de octubre de 2015

Cuidador: ¡No te olvides de ti!

Estrategias de autocuidados y atención



© Depositphotos.com/Goodluz
1. Cuide de sí mismo
Tiene que cuidar su propia salud, con una alimentación adecuada en calidad y cualidad, visite al médico con regularidad. Una buena salud le ayudará a afrontar el estrés y seguir cuidando a su familiar.



2. Dedíquese tiempo
 Hay que seguir haciendo las cosas que eran importantes para el cuidador y sobre todo tiene que tener tiempo recreativo, cultural, de ocio, etc.
 
Naturalmente para esto se necesita tiempo, lo que se llama un Respiro.  




Los programas de respiro pueden ser: 
Informales, prestados por otros familiares o amigos, en este caso tendrá el cuidador principal que formar e informar a su sustituto de todas las actividades que requieren el enfermo. Formales, prestados por un cuidador profesional (atención domiciliaria) o trasladando al paciente a un centro de día. Por ejemplo: Un fin de semana tu hijo puede cuidar a su abuelito.






3. Aceptar ayuda
Acepte ayuda de sus familiares y amigos. A veces no saben como pueden ayudar. Lo primero es pedirlo y lo segundo es darle confianza e informarlo adecuadamente.



Fuente:Fernández, L.: Geros. Temas de gerontología, 2012

lunes, 12 de octubre de 2015

Aunque te olvides de recordarme

Siempre estuviste tan preocupada por todo el mundo que poco a poco a tu mente se le acabó el espacio para ti misma. Tu cabecita se llenó de años, tus ojos empezaron a perderlos. Menos mal que tu sonrisa nunca cambia. Tu risa siempre ha sido la más contagiosa que he conocido.

Ahora lamento no haber dado más importancia a tus despistes para que pudieras aprovechar al máximo la compañía de tu hijo, antes de que me convirtiera en un extraño. De pequeño yo era el curioso y el inquieto. Resulta irónico que ahora sea yo el que conteste repetidamente a tus preguntas. Tranquila, no me molesta y hasta me hace sonreír ver cómo eres capaz de sorprenderte, alegrarte o emocionarte con la misma noticia una y otra vez.

Sé que nunca seré capaz de compensar toda la paciencia y el cariño que volcaste en mí, presentes en cada uno de mis recuerdos. Aún así, seguiré tratando de recompensarte con mi amor, sin importarme cuánto vayan a durar los tuyos. Porque cada mínimo momento de lucidez, cada pequeña chispa que se enciende en tu mirada, cada vez que me llamas por mi nombre, bastan para borrar toda la desesperación e impotencia que se siente al tenerte tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

Por favor, sigue sonriendo. Siempre serás la más guapa y ocuparás el pedazo más grande de mi corazón. Yo sé que sigo en el tuyo, por mucho que esta enfermedad se empeñe en arrancarme de ti. Por eso no me cansaré de seguir llenando de besos tu indiferente semblante, aunque te olvides de recordarme. 

Foto: http://weheartit.com/


Mi historia, nuestra historia.
José Luis, Familiar del Alzheimer.