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domingo, 25 de diciembre de 2011

Una Navidad Feliz para enfermos de Alzheimer

Asociaciones españolas dedicadas a atacar esta enfermedad, recomiendan a los familiares de personas que la padecen, no alejar a los pacientes de estas importantes fechas.
ESPAÑA.- Cuando tenemos un familiar con Alzheimer, las Fiestas de final de Año representan un momento de emociones encontradas e incertidumbre.
“Para que el enfermo, y sus familiares —y a menudo también cuidadores— puedan disfrutar de la Navidad, no hay que perder de vista algunos hechos clave: que independientemente de la etapa en que se halle su dolencia, esa persona está viva, y aunque con determinad grado de merma, piensa, siente, se emociona y tiene derecho a ser parte de estas festividades”, señala la psicóloga clínica Marga Marqués, del centro de crecimiento personal Hara (Madrid, España).

Por ello, como primer paso, la experta sugiere a los familiares que tengan presente que ni el tiempo ni la enfermedad se detienen, y que hay que aprovechar al máximo la presencia de nuestros seres queridos mientras les tengamos con nosotros.

“Quienes tienen un pariente aquejado de Alzheimer saben que tarde o temprano llegará el momento en que ese ser querido que sufre un deterioro neurológico y cognitivo progresivo e irreversible ya no los reconocerá. Aquella abnegada madre, hacendoso padre, cariñosa abuela o experimentado abuelo, ya no recordará a sus familiares. Pero esa no es una razón válida para marginarlos de las reuniones y fiestas familiares”.

Compartir actividades, música y afecto

“Además de fomentar las aficiones habituales del paciente y procurar que desarrolle pasatiempos que estimulen su atención y concentración, una de las formas en que la familia puede ayudarle en esta etapa inicial, consiste en responsabilizarle de las compras cotidianas detallándoselas en una lista, y ayudarle en las compras extraordinarias”, aconseja la psicóloga clínica.
“Los pacientes que tienen la enfermedad más avanzada y que ya no son conscientes de muchas cosas de su entorno, siempre se darán cuenta del afecto, la cercanía y la calidez de los seres queridos, por lo que hay que intentar integrarlos en las fiestas.

“Una sonrisa, una palabra amable, un gesto afectuoso, un abrazo sentido, una escucha atenta, una mano cálida en la espalda, una mirada tierna o un apretón de manos cariñoso, son gestos que pueden llegar al alma y llenar de gozo el corazón de nuestros seres queridos y enfermos”, señala Marqués.

De acuerdo a esta experta, “los últimos estudios neurológicos reflejan que la música es el estímulo al que más son capaces de responder los enfermos de Alzheimer, incluso en la etapa más avanzada de su dolencia. Las melodías estimulan algún mecanismo dentro del cerebro y al parecer es el que más tiempo perdura en el registro neuronal. El paciente suele reaccionar positivamente ante la música que escuchaba en su juventud o niñez, y que ahora le sigue causando alegría, tranquilidad y bienestar. Algunos pacientes que ya no hablan pueden sin embargo tararear alguna canción popular que disfrutaron de jóvenes. Es una buena idea buscar la música alegre aunque no estridente de los viejos y buenos tiempos que le gustaba al enfermo para compartirla en las Fiestas”, sugiere.

“Quienes están en las fases iniciales de la enfermedad es posible que puedan disfrutar de una gran celebración, en la cual participen niños y adultos, pero conviene reflexionar sobre la conveniencia de la presencia del familiar enfermo en tal festejo, pues en algunos casos, es posible que no se sienta confortable ante circunstancias que generan un drástico cambio en su mundo cotidiano”, señala la Fundación ACE, del Instituto Catalán de Neurociencias Aplicadas.

¿En casa o en residencia?

“Hay que observar con anticipación el comportamiento de nuestro familiar, analizar si la presencia de personas, música, etc., le altera o por el contrario le alienta”, aconseja la Fundación.

“Si el enfermo está en una residencia, es más fácil visitarlo allí. Si se decide llevarlo temporalmente a casa, hay que cerciorarse de que allí se encuentra cómodo, porque es probable que el paciente sienta la residencia como su verdadero hogar.

“Si decidimos seguir adelante, es importante planificar bien la celebración, valorando el horario del festejo (conviene más una reunión matutina que una nocturna), estableciendo su duración y evitando excesos que conlleven a alteraciones posteriores de hábitos y estados de ánimo y alteren la rutina del familiar enfermo”, aconsejan.

“Informar y recordar a nuestro familiar acerca de la celebración e incluso hacerlo partícipe de los preparativos, definir las obligaciones de cada miembro de la familia relacionadas con el enfermo, y escoger la música, la bebida y la comida de acuerdo con sus gustos y posibilidades”, son otras recomendaciones clave.

Para que todos —enfermo y familiares-cuidadores— puedan disfrutar de las Fiestas, los expertos de ACE aconsejan preparar actividades o tareas para captar la atención de nuestro familiar sin sobre-estimularlo, implicarle en la instalación del Árbol de Navidad y demás decoraciones navideñas y en la conversaciones enfatizar los recuerdos especiales y los buenos tiempos pasados con la persona enferma.

Para la Fundación ACE, también es aconsejable planificar pequeñas reuniones a la hora del día en que apreciemos que nuestro familiar está más cómodo e interactivo para facilitar su participación en ellas, reduciendo al mínimo el número de personas por visita, y aceptar las ofertas de ayuda para nosotros y el cuidado de nuestro familiar enfermo.

“Aunque sea Navidad, Año Nuevo o Reyes es muy posible que no hayan cambios en su estado, que no nos reconozca, que no veamos su sonrisa o un gesto de aprobación, pero quizá su tranquilidad sea suficiente declaración de confort, el mejor regalo que podemos ofrecerle”, señala ACE.
Agradecimientos: "Vanguardia"

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